Se la identifica con la población de intercatia que fue atacada en el año 151 antes de Cristo por Lúculo. Conserva un rollo del s.XVI, de estilo gótico mudéjar de fines del XIV. También es de estilo gótico la iglesia de San Andrés. El templo de Sta María consta de tres naves y conserva la cabecera poligonal de una construcción anterior.
Pequeño pueblo alejado de la carretera N-601, a unos cinco kilómetros y a 61 kilómetros de Valladolid.
En su Plaza Mayor se encuentra su elemento más significativo, el "Rollo", una obra gótica del siglo XV, símbolo de feudalismo y vasallaje y testimonio del rango de villa que hoy en día mantiene. Está compuesto por una base de siete escalones y tres cuerpos bien diferenciados: un primero hexagonal rematado con un relieve de bolas; un segundo con forma cilíndrica culminado con una especie de gárgolas y, un tercero, con forma de cono con bolas a su alrededor y una gran bola cerrando la construcción.
En la misma plaza y, formando un conjunto de gran armonía y belleza está la iglesia de San Andrés, edificio gótico -mudéjar del siglo XIV realizado en mampostería y ladrillo con una cabecera poligonal y con bóveda de crecería gótica. Es destacable su portada prinicipal de estilo cordobés enmarcada por un alfiz adovelado: se trata de un arco de herradura que envuelve tres arquivoltas sobre modillones de rollo tallados en piedra. En el interior resalta su retablo mayor neoclásico y una pila bautismal decorada con flores de lis en relieve.
Junto a la iglesia en un pequeño altozano desde el que se divisa una bonita vista del pueblo, se ubican los escasos restos del antiguo gran castillo que hubiera aquí hace más de nueve siglos.
Una vez visto esto, lo mejor es descender hasta la parte más baja del pueblo donde se sitúa la otra iglesia, la de Santa María, de estilo gótico y realizada en el siglo XVI a base de ladrillos con tres naves cubiertas con techos de madera y donde destaca un imponente crucifijo de 1.75 m. de altura de finales del siglo XVI. Numerosos retablos e imágenes de los siglos XV al XVIII, completan su interior.
Y, para terminar, un buen paseo para contemplar dos construcciones siguiendo la calle por la que se accede a la Plaza Mayor. El primero de nuestros objetivos es un pequeña colina tras cruzar las piscinas municipales, donde se levanta la estampa de un molino al estilo manchego, del siglo XII perteneciente a monjes, que ha sido rehabilitado a título particular. Lo llaman el "Mirador de Castilla" ya que desde él, se puede admirar una impresionante vista de 180 grados sobre la Tierra de Campos con varias decenas de kilómetros alrededor.
Siguiendo el camino se llega al último edificio reseñable de Aguilar de Campos, la Ermita de la Virgen de las Fuentes, templo franciscano hasta la desamortización, del que se supone que tuvo un patio bajo con 20 arcos, 3 claustros y 17 celdas. Es del siglo XVII, de ladrillo, con una nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y cúpula vaída en el presbiterio. Tiene dos espadañas de ladrillo y en el interior resalta su púlpito rococó con yeserías de la segunda mitad del siglo XVIII, el retablo del siglo XVIII y un sagrario del siglo XVII.
Esta virgen, que da nombre a la Ermita, es la que aglutina el centro de interés de las dos grandes fiestas que celebran, ya que el día de San isidro, el 15 de mayo, ésta es llevada desde la ermita a la iglesia, siendo devuelta a su lugar habitual el último domingo de septiembre. Estas últimas, son las fiestas principales del pueblo, y el colorido y el jolgorio de las numerosas peñas, invaden las calles. Merecen ser destacados los encierros por los campos con reses bravas.